Los traumatismos faciales no son desconocidos durante la niñez y pubertad. En estos años los más pequeños suelen sufrir contusiones así como pequeños accidentes ocasionados, en gran medida, por una gran curiosidad con respecto a su entorno. Ante esto, los padres poco tienen qué ver en el asunto salvo en el momento de intervenir cuando los traumas faciales ya existen. La manera de tratar un trauma facial en un niño es, además, diametralmente diferente que en el caso de un adulto.
Cómo tratar un trauma facial en menores
Los menores requieren de una especial atención por parte del experto maxilofacial pero este no es el único sino que también es un requisito imprescindible conocer algo más acerca de los cuidados básicos a tener en cuenta en el hogar. Y es que los traumas faciales deben ser tratados de dos maneras diferentes; por una parte mediante la higiene de la zona para evitar que heridas y otras consecuencias del traumatismo empeoren o se infecten y, por otro, hidratación específica mediante las cremas otorgadas en urgencias.
Existe la posibilidad de que se deba contar con que el trauma facial haya atraído contusiones en la mandíbula en cuyo caso será indispensable contar con la opinión del experto para posibles intervenciones que se deban hacer efectivas. De la misma manera, pueden haber existido problemas de tipo odontológico y en esa situación se deberá contar obligatoriamente con el buen desempeño del especialista odontólogo.